1. Selecciona el objetivo de aprendizaje: Define claramente qué habilidad cognitiva o concepto deseas desarrollar en los estudiantes a través de la rutina de pensamiento.
2. Elige la rutina adecuada: Explora diferentes rutinas de pensamiento disponibles y selecciona la que mejor se adapte al objetivo de aprendizaje y al contenido que deseas abordar.
3. Diseña las preguntas: Crea preguntas abiertas y desafiantes que guíen a los estudiantes a reflexionar, analizar y conectar ideas de manera profunda.
4. Establece el contexto: Presenta a los estudiantes el tema o problema al que se aplicará la rutina de pensamiento, asegurándote de que comprendan su relevancia.
5. Explica los pasos: Introduce a los estudiantes en los pasos de la rutina de pensamiento, detallando cómo deben abordar cada fase y qué se espera de ellos.
6. Facilita la actividad: Guía a los estudiantes a través de la rutina de pensamiento, brindando apoyo, fomentando la participación y promoviendo la reflexión.
7. Fomenta la discusión: Después de completar la rutina, promueve una discusión en la que los estudiantes compartan sus reflexiones, preguntas y nuevas comprensiones.
8. Reflexiona sobre el proceso: Anima a los estudiantes a reflexionar sobre cómo la rutina de pensamiento les ayudó a pensar de manera más profunda y a comprender mejor el tema.